26-12-2011 -a 30 años del viaje de Lira


rodrigo lira - 30 años

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Homenaje poético a Rodrigo Lira, a 30 años de su muerte.

El día lunes 26 de diciembre de 2011 nos reuniremos a las
afueras del departamento 22 en que vivió y murió el poeta
Lira: avenida Grecia 907, Ñuñoa, Santiago. 
Para recordar tanto su nacimiento como su muerte: al
mediodía (12:00pm) (ojalá pueden llegar algo antes)

¿Cómo llegar? Desde la estación de metro Irarrázabal, en
dirección al oriente: micros 506, 506v, 507 ó 510.

El homenaje consistirá en una lectura Abierta
de poemas de y para el difunto poeta.

Serán regaladas plaquetes y fotografías tipo carné (de Lira)
a quienes participen.

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Salí tarde de la casa:Lo Errázuriz 4365, una dirección prescindible, quizá sin densidad, al menos ese día. Un aire azaroso me acompañaba de camino al paradero. La convocatoria era a las 11:30, y la 506 la tomé a las una y tanto. Cuando pasaba el tunel que está antes de matta pensaba si habría alguien esperandome, como si tuviera algún conocido, alguien que dijera: «aún no ha llegado albert…(habrá que esperarlo!)». La familia es grande, y sucede que no hay tiempo para conocernos todos como quisieramos.

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No había ido nunca al departamento «grecia 907», sólo al que Lira cuadró en su inventario poético, a conciencia de que había que dejar algo. Eran casi las dos cuando me acercaba al lugar: un grupo de edificios rojos por ambos lados de la avenida podrían ser. Al sonido del timbre el bus abrió las puertas en el primer paradero que pilló, varias cuadras más allá. Tenía mi hoja, el texto, y las monedas, todo en el bolsillo esperando el momento de performar el tributo.

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Caminé de vuelta buscando el número. Para nada me sentía un arquéologo desenterrando huesos. La expectativa me hacían despreciar la gente que entraban a los departamentos que no eran el 907. Pudieron haber sido grandes personas pero nunca les daré la oportunidad por haber vivido cerca de 907. Sólo ellos tendrán que hacerse saber (como lo hizo Lira con toda su vida).

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Cerca de la entrada al último departamento rojo había una señalética que identificaba el bus que paraba ahí. Paró justo un bus. Me llamó la atención. Dice, en paràfrasis:

El paradero en cuesitón (click para ampliar)

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PARADA 1

Salvador Sur

-Av Grecia

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Para tan sólo:

-El amarillo D13

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Otra cosas en la señalética, y una nota sobre una flecha verde apuntando a la puerta del edificio que restaba por ver:

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<<< Consulte los servicios de paradas cercanas, al costado.]]]

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Consulté entonces, en la búsqueda de su rastro…

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GRECIA 907

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GRECIA 907

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GRECIA 907

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Las flores casi secas por el sol de medio día, y la botella de arsenal NO-RETORNABLE A LA MADRE URSS. Ninguna gruta, ningún tùnel, ninguna sombra sobre el cuadro. Como crisálida, el memorial ardiente echó el vuelo a peos, pasos más allá, más cerca de la puerta del edificiO, 1/2 a 1/2! del camino de ELLA, como un altar a su imágen (y ROL ÚNICO NACIONAL). ¿Quién será este huevón? pintaba la cara de algunos que pasaron mientras miraban meDIOS ajenos, yo los miraba asolado, soleado. Yo los hubiera invitado, pero algo algo como íntimo, si no lo sentían, creo no tiene sentido ser como «un doliente».

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Estàbamos solos, y ahí salía una cita, sin paráfrasis porque a la memoria siempre R.sulta igual, y Q. si hoy no reQ.erdo, es puro o!vido. Solo o!vido, y solos, d¡os tanta gente sola, y aquí estamos, como familiares pobres, solidarizando en la memoria, sin protocolos, es que no hay más en el bolsillo que dos mil pesos y un afecto precario, el que se le tiene a un familiar que nunca otro le presentó. Mientras sonajeaba las monedas pensaba:

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– No es el lugar… el lugar será en el Peda…

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Al retirarme me quedé un momento mirando la animita que está a un lado de la avenida. Salvo por una piedra que atrás lleva una R media borroneada por el tiempo, esa animita podría ser de cualquiera. Adentro de la animita encontré un papelito que daba cuenta que algo pasó en la mañana. La botella, las flores, la fotografía en el suelo y ese papelito me llevaron a dar el otro paso que faltaba. De pronto sin esas cosas no hubiera ido nunca al pedagógico.

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ANIMITA LIRA

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ANIMITA LIRA

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Ya estando en la UMCE, noté en la entrada principal un alegre mensaje que decía en una caligrafía escolar perfecta:

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el poeta no está muerto, / esta bailando en los pasto del peda

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Pensé que podría ser todo, pero algo me decía que más allá, en el lugar donde se trenzaban las tertulias más rizadas, estaba el cuerpo del memorial. Sé que era ajeno a todo, y que mi visita era, más que un tributo, un sapeo rulo: rugoso, y seco. Miré el mapa del lugar, porque ahí era un completo extranjero (pese a que fuí una vez a ver que quedé algo lejos de la lista de los aceptados a la carrea de Filosofía. En ese entonces Lira no sabía qué era). Guiado por el plano, llegué a los pastos que los chicos del tributo levantaron el 26 de Diciembre. En imágenes se puede ver lo siguiente:

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Un cordel que intercabala la imágen del vate con textos que quien leía podría sentir el calado que dejaba cada uno. Y la tina a un costado, con esa témpera roja secandose en el calor. AHí estaba el lugar. Me tomé un tiempo y paso a paso me acerqué pensando cómo lo haría. Al final lo hice: sacando el montón de monedas de a diez, una a una empecé a dejar en la tina, como si fuera la fuente de los deseos. Dos-cientas monedas de diez, dos mil pesos, y una hojita con el mensaje:

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¡SOLO TENDRÁS PIEDRAS!
(II X EL
ESFUERZO)

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El agua calma junto con la imágen de Lira flotando chapotearon con el recaer de las monedas, cayendo a lo fondo. Ahí quedo el agua, inquieta, turbia, densa. Cuando me quedaron unas pocas monedas, eché mano a la imágen, dejando una moneda en cada ojo, y otra en su boca, para el barco que ya había dado por pagado. Estas monedas eran para el cocaví.

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Guardé el resto, que eran puro scotch y plumones. Eché paso atrás y me senté un rato, pensando, pero también haciendo una guardia, como la que se hace en los funerales. Saqué unas fotos y luego me paré como un extraño, como sentí que la gente me miraba. Pero nunca lo suficiente como lo fué Lira. Yo tan solo soy parte del ganado que guarda silencio, «un amor al silencio» como diría Pizarnik.

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Los que pasaron no eran de la familia. Hubo uno que me miró con cierta sonrisa suspicaz. Más nada. No me preocupé por otras personas a esa altura, ya había llegado solo, sólo por el llamamiento. Ahí estaba en el peda, haciendo durar un poco más los minutos. Por cierto, ya no había toma en el peda. Había buen monto de gente, la mayoría   disfrutando del pasto con sus apuntes y aparente estudio. Ya era la hora, se hacía tarde. Me fuí caminando solo, con un corazón inquieto, sin papeles, sin notas, sin pruebas, ni un exámen. El camino de vuelta era mas fácil, no había rastros que seguir. El paradero no era el que apuntaba al último departamento que vivió Lira, sino el que me llevaría de vuelta a las preocupaciones del común de la gente, gente como uno.

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Un pensamiento en “26-12-2011 -a 30 años del viaje de Lira

  1. andres dice:

    interesante, nostálgico, pragmático a ratos, debo decir que me atrape bastante en el texto. valía la pena ir…

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